sábado, 19 de septiembre de 2009

Lo estoy consiguiendo...

Sí, estoy intentando cumplir el principio de ser aplicada. Dije que iba a actualizar el blog y aquí estoy. Últimamente Brasil ocupa una parte importante de mi tiempo. Para aquellos que no lo sepáis, acabo de descubrir que tengo unos cuantos familiares en ese país. Hace 60 años un hermano de mi abuelo emigró y se instaló en Rio de Janeiro. Nunca jamás supimos nada de él. No sabíamos que había sido de él porque nunca jamás volvió y, ni siquiera, nunca jamás llamó ni escribió. Por gente de la aldea supimos que se había casado y que había tenido cuatro hijos mulatos. Lo de mulatos lo apunto porque en aquel momento nos parecía algo exótico, teniendo en cuenta que en mi familia somos blancos. Pues bien, hace un par de meses fui a entrevistar a Carlos Núñez. Acababa de estrenar su disco 'Alborada do Brasil'. Al terminar la entrevista, le conté esta historia y me dijo que por qué no intentaba saber algo de esa parte de la familia, que si alguna vez lo conseguía, que lo avisase. Pasaron los días y en mi familia decidieron que para el 80 cumpleaños de mi abuelo, que será ahora en octubre, teníamos que hacerle algo especial. Primero pensamos en una comida familiar, luego se nos ocurrió regalarle un libro con fotos de toda su vida... Hasta que se nos encendió la bombilla y pensamos que el mejor regalo sería que tuviera noticias de su hermano. Así que empecé a navegar en internet. Pensé: "A ver Laura, esto no puede ser tan difícil. Tienes el nombre del señor (Ernesto) y su apellido (Filgueiras). Sabes que vive en Brasil...". Pero nada, ni rastro de esa persona. Un día, en casa de mis abuelos, encontré, en un pequeño papel arrugado, una dirección de Brasil. Así que probé en internet, en diversas páginas amarillas, pero nada, ni rastro de ese señor. En una conversación con mi abuela, descubrí que en Brasil los hombres se ponen el primer apellido de su mujer (qué avanzados), pero, claro, nadie sabía el nombre de la mujer que se había casado con Ernesto. Gracias a los foros descubrí una web, parecida a las páginas amarillas, en la que podías teclear la dirección y, uy, si tenías suerte podía aparecer el teléfono de la persona que estabas buscando. Me registré como una ciudadana brasileña que vivía en Sao Paulo (a lo mejor la Interpol aún me está buscando) y, bingo, en esa dirección que yo tenía vivía una tal Penha Marcelina. Llamé a ese número de teléfono y una mujer muy amable me dijo que Penha ya no vivía allí, que había fallecido hacía dos años. Mi gozo en un pozo. Entonces le pregunté si en esa casa vivía Ernesto Filgueiras y me dijo "Sí" y entonces, a partir de ahí, dejé de escuchar. Lo siguiente que recuerdo fue que me preguntó si quería hablar con él y le dije que no, que quién era ella, que con quién estaba hablando. Se llamaba Vivian y era la hija de Ernesto. Le conté quién era y lo único que repetía era "estou muito feliz, estou muito feliz". Los había encontrado!!! Vivian es una de los cuatro hijos de Ernesto. Tiene más o menos mi edad y viene siendo prima de mi madre. Me contó que llevaban muchos años intentando ponerse en contacto con su familia española pero que no tenían ni una dirección, ni un teléfono. Nos dimos los mails y ahora, cada día, nos actualizamos sobre asuntos familiares. Ya nos hemos intercambiado fotos y no os imagináis qué shock al ver que el hermano de tu abuelo se parece un montón a él y que 60 años después descubres que tu familia es bastante más grande de lo que tú creías. Todo esto es un secreto para mi abuelo. No sabe nada. Su regalo de cumpleaños va a ser una conexión webcam con su hermano. Vamos a llevar tecnología punta a la aldea y ríete tú de Pedro Duque cuando conectaba con la tierra y se echaba unas risas con Aznar. Le he contado la historia a Carlos Núñez, tal y como le prometí. La única persona que desconoce todo es la más interesada, mi abuelo. Así que en cuanto sea la celebración, prometo daros nás noticias. Mientras tanto, me voy a tomar una caipirinha a la salud de Brasil!

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